Sin duda alguna la falta de empleo es una de las mayores consecuencias durante una crisis económica. Pero eso es solo la punta del iceberg. La mayor cantidad de afectados no son los que pierden su empleo o los que no encuentran uno, sino los que trabajan menos horas a causa de la desaceleración económica.
En este breve post me limitaré a mostrar lo que revelan los datos de la Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo (ENEMDU) sobre las horas trabajadas.
En Ecuador no solo se ha perdido empleo sino que se trabaja menos.
Las cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) revelan que entre diciembre de 2014 y septiembre de 2016 el número de personas que trabaja menos de la jornada laboral completa (40 horas semanales) se incrementó en más de 1.100.000.
Pero como la Población Económicamente Activa (PEA) varía cada trimestre es mejor ver la cifra en términos porcentuales. De esta forma, este mismo grupo de personas aumentan del 27% al 38% de la PEA en el mismo periodo. Es decir, 11 puntos más.
Consecuentemente las personas con trabajos a tiempo completo o más se reducen considerablemente.
En el caso de las que reportaron haber laborado 40 horas en la semana, la reducción es de 7 puntos de la PEA, lo que equivale a una caída de más de 220.000 empleados. Mientras que las personas con trabajos de más de 40 horas a la semana se redujeron en alrededor de 42.000 o 4 puntos de la PEA.
Trabajar menos afecta directamente al ingreso familiar, de allí que en los últimos meses el ingreso familiar promedio también se ha reducido considerablemente. Por eso es importante que la política laboral sea sencilla, flexible y con costos normativos bajos. El esquema laboral ecuatoriano urge ser modernizado.
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